Obtención, cuantificación y estandarización de extractos del paraíso (Melia azedarach) para su potencial empleo como bioplaguicida.
Informe de Practicantado final de la carrera de Química. Marzo de 2011. Tutores: Qco. Facundo Ibáñez, Prof. Dra. Carmen Rossini.
Laboratorio de Fitoquímica. Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA). Estación Experimental "Las Brujas". Rincón del Colorado, Canelones, Uruguay.
Resumen:
Resumen:
En
éste trabajo se realizaron avances en el estudio del proceso de extracción,
almacenamiento y aislamiento de principios bioplaguicidas en extractos del
árbol del paraíso (Melia azedarach),
realizando formulaciones de los mismos junto a coadyuvantes naturales, y evaluándolas
en bioensayos en laboratorio y pruebas de campo.
La extracción
de los principios activos plaguicidas (limonoides) fue a partir de los frutos
de paraíso molidos, empleando una mini-planta extractora y etanol como solvente.
Dicho proceso extractivo fue evaluado a través de los parámetros materia seca y
contenido de limonoides totales, los que siguieron una tendencia logarítmica
con el tiempo.
A
los extractos se le realizaron pruebas de degradación en almacenamiento bajo condiciones
de oscuridad, determinando contenido de limonoides totales y pH. Los resultados
indicaron una buena estabilidad hasta la quinta semana de ensayo, y marcada
diferencia respecto de estudios previos en condiciones de luminosidad, reflejando
el carácter fotolábil de los limonoides.
Para
la obtención de estándares y para determinar la identidad química de los
principios activos, se realizaron varios procedimientos de aislamiento y
purificación de limonoides. Los mismos permitieron la obtención de fracciones
enriquecidas en un compuesto (presente en frutos y semillas) que fue sometido a
análisis estructural por RMN y UV con reactivos de corrimiento.
Para
evaluar la efectividad de éstos extractos se prepararon varias formulaciones,
una de las cuales incluyó una porción de extracto etanólico de Quillaja brasiliense Los resultados
obtenidos en laboratorio frente a Diabrotica
speciosa (Coleoptera:Crysomelidae) y en campo frente a Trialeurodes vaporariorum (Homoptera:Aleyrodidae) fueron promisorios,
lo cual indicaría la factibilidad del empleo de éste tipo de preparaciones en
predios orgánicos.
Introducción.
Introducción.
La problemática de la Agricultura Convencional:
empleo masivo de agroquímicos sintéticos.
Anualmente, una tercera parte de la producción
mundial de alimentos es perdida por la acción de enfermedades y plagas, tanto a
campo como en almacenamiento (Carpinella, 2003). Dentro de tales agentes perjudiciales
a la producción, los insectos son los mayores responsables, debido al gran
número de especies e individuos existentes y a la gran capacidad de adaptación
que han desarrollado a lo largo de su historia evolutiva (Bentancourt & Scatoni; 1999).
La solución
tecnológica que ofrece la agricultura convencional a partir de la llamada
“Revolución Verde”, es la aplicación masiva de pesticidas sintéticos. Los mismos
han demostrado una diversidad de efectos ambientales y ecológicos no deseados, desequilibrando
el balance natural en los ecosistemas (Bhatl, 2004). Dentro de ellos se
incluyen: la generación de resistencia por parte de los insectos plagas, el
exterminio de los enemigos naturales de los mismos, la resurgencia de plagas
secundarias, bioacumulación y biomagnificación de residuos a lo largo de la
cadena trófica, y extensión de los mismos a matrices ambientales como suelo,
aire y agua (Habib, 2010; Brunherotto, 2001, Isman, 2002). Según Habib, en
promedio sólo el 0.1% de la cantidad de principio activo aplicado llega a su
organismo blanco. Ello puede ser aún más crítico, ya que hay ejemplos de
pesticidas que al degradarse en el ambiente, pueden derivar en productos más
tóxicos que el principio activo original, como el conocido caso del Parathion y
su derivado Paraoxon (Joiners et. al.,
1971).
Los
pesticidas sintéticos también han demostrado tener una gran nocividad a la
salud humana, siendo responsables de intoxicaciones agudas, y en el caso de
exposiciones crónicas pueden derivar en enfermedades letales como el cáncer
entre otros (Prakash, 1997). El problema es agravado debido a la transmisión de
los contaminantes por el aire, agua, y alimentos, lo que lo hace un tema de
primer orden en Salud Pública.
Lo mismos
efectos nocivos son aplicables a otros agrotóxicos empleados en Agricultura
Convencional, por ejemplo herbicidas, fungicidas y nematicidas. En el mismo
sentido, la gran aplicación de fertilizantes inorgánicos trae aparejado la
contaminación de las napas freáticas e incluso eutrofización, hecho que redunda
en la pérdida de la biodiversidad acuática. (DINAMA, 2009).
El Uruguay ha sufrido un gran incremento en la
utilización de agrotóxicos, lo cual se refleja en la Figura 1, como volumen de
importación de los mismos. El aumento sostenido en la importación de dichas commodities se debe a la expansión de
los cultivos de secano en el país, principalmente del cultivo de soja. La
importación de fungicidas, herbicidas e insecticidas aumentó un 160% en el
período 2004-2008 respecto de 1999-2003, y casi un 400% respecto del quinquenio
1994-1998. El mayor responsable de ese aumento fue el herbicida glifosato
(DINAMA, 2009).
Figura
1: Importación nacional de agrotóxicos en años
recientes.
Fuente: DINAMA.
El gran impacto ambiental y social que surge de la
aplicación de éste tándem de compuestos sumamente nocivos a los agroecosistemas,
puede devenir en una pérdida anunciada de la calidad de vida humana y poner en
serio riesgo la sustentabilidad de dichos sistemas (González de Molina & Guzmán
Casado; 2006). Es por ello que desde unos años a ésta parte, se ha comenzado a
plantear la posibilidad de hacer una gestión más razonable y ambientalmente
amigable de los sistemas de producción agrícola a través de la llamada
Agricultura Orgánica.
La Agricultura Orgánica.
La Agricultura Orgánica es aquella en la que la
producción de alimentos se realiza a través de metodologías amigables al medio
ambiente, generando productos seguros, de calidad y seguridad para el consumo
humano (FAO, 2003). Esta práctica tiene uno de sus pilares en el Manejo
Integrado de Plagas (MIP), en donde se respeta el principio de biodiversidad,
no procurando eliminar las plagas sino mantener su población dentro de límites económicamente
tolerables (FAO, 2003). Las tecnologías aplicadas incluyen la utilización de
semioquímicos (compuestos involucrados en procesos de comunicación química en
la naturaleza), técnicas de manejo cultural, empleo de organismos benéficos,
aplicación racional de pesticidas de síntesis, entre otras (FAO, 2003; Bentley,
1990; Isman, 2002).
Los productos alimenticios orgánicos son altamente
estimados por sus características inocuas para la salud, ya que para su cultivo
no se emplean productos químicos agresivos ni materiales transgénicos. Los
consumidores valoran asimismo el respeto por la naturaleza, la vinculación
familiar generalmente imperante y el rol de la mujer en dicha producción (INIA,
2009). Todo ello se ha favorecido por una creciente preocupación por el medio
ambiente y la preservación de los recursos naturales, lo que se ha reflejado en
los medios masivos de comunicación.
Actualmente, en el Uruguay se cuenta apenas con 1900
hectáreas dedicadas a la producción orgánica, en emprendimientos generalmente
de escasa extensión superficial, donde el rubro con mayor participación es el
horti-frutícola (DINAMA, 2009; INIA, 2009).
Los Bioplaguicidas.
Una técnica bastante empleada en Agricultura
Orgánica refiere al uso de bioplaguicidas: organismos vivos (caso de
microorganismos), parte de los mismos o compuestos derivados de ellos que se
emplean para el control de plagas en los agroecosistemas (FAO, 2003).
Dentro de los bioplaguicidas, los extractos de
plantas conteniendo compuestos químicos derivados de las mismas (conocidos como
botanicals en inglés), si bien son una técnica de aplicación milenaria, han
ejercido en las últimas décadas una gran atracción para la producción orgánica
(Bhatl, 2004; Isman, 2002; Puri, 1999). Ello se debe a su especificidad de
acción, la degradación de los compuestos a campo sin dejar residuos tóxicos, la
no afectación de organismos superiores, incluyendo al ser humano, entre otras (Isman,
1997, 2002; Roy, 2006; Costa, 2004). Estudios con extractos de meliáceas, han
demostrado que la especificidad de acción puede verse comprometida en función
de la dosis aplicada: dosis superiores a las recomendadas aumentan la
mortalidad de enemigos naturales de las plagas (Pevelig, 2006). Sin embargo, la
aplicación en dosis adecuadas puede redundar en una mayor emergencia de
parasitoides de las mismas (Charleston, 2006), con su consiguiente beneficio
ambiental y económico. Por ello no hay que perder de vista que la aplicación en
campo debe ser responsable en cuanto a cantidad y periodicidad, y basada en el
monitoreo de la población existente de los insectos dañinos.
La acción biológica en el control de plagas se debe
a compuestos del metabolismo secundario, los cuales cumplen generalmente la
función de defensa química del organismo vegetal ante el ataque de herbívoros,
producto de la coevolución (Bentley, 1990; Arnason 2004; Hammad, 2008). A pesar
de que dichos compuestos de defensa sean tóxicos a las plagas, la función
observada no suele ser la muerte del herbívoro, sino la deterrencia alimentar y
de oviposición, la regulación en el crecimiento y desarrollo de los insectos, y
la disminución de la fertilidad (Isman, 2002).
La degradabilidad y la no toxicidad resultante de
los bioplaguicidas se basa en la alta relación carbono/nitrógeno comparado a
los pesticidas sintéticos, y en la ausencia de funcionalidades químicas
persistentes como grupos fosforados, compuestos halogenados y con metales pesados
en su estructura (Prakash, 1997).
Otro aspecto interesante de los pesticidas botánicos
es que su acción no se debe a un principio activo en general, sino que en los
extractos suele haber decenas de componentes muy relacionados estructuralmente,
los que ejercen efecto sinérgico (Philogene, 2005). Adicionalmente, los
metabolitos de plantas pueden tener sitios de acción múltiples y en muchos
casos novedosos (Prakash, 1997).
La Química de pesticidas ha tomado como ejemplo los
compuestos aislados de las plantas y ha sintetizado derivados para su
aplicación a campo con el objetivo de independizarse de la fuente vegetal. Esto
es particularmente importante en el caso de las especies nativas con baja
velocidad de proliferación, permitiendo así también la preservación de los
recursos naturales (Costa, 2004). Un ejemplo en éste sentido ha sido el
descubrimiento de extractos con capacidad pesticida en el Piretro (Chrysantemun cinerariaefolium,
Asteraceae), la que se debe a compuestos terpénicos no convencionales (ausencia
del patrón propio de biosíntesis de los mismos) denominados piretrinas, los que
son miméticos de la hormona juvenil de los insectos (Bentley, 1990; Viegas
Júnior, 2003; Isman, 2002). Los compuestos sintéticos surgidos a partir de tal
estudio se conocen como piretroides, siendo su mecanismo de acción similar al
de los pesticidas organofosforados (OP), con una mayor capacidad de degradación
en el ambiente (Viegas Júnior, 2003).
Los pesticidas botánicos, a pesar de presentar mínimos
efectos nocivos al medioambiente, han tenido varios impedimentos para su desarrollo.
Los principales refieren a la estandarización y control de calidad de las
formulaciones, escasez de la fuente original, y el registro en las normativas nacionales
(Isman, 1997; Costa, 2004). La estabilización es dificultosa debido
principalmente a la variabilidad propia de los metabolitos secundarios en
función de las condiciones ambientales imperantes (Arnason, 2004; Carpinella,
1999). Aspectos tales como optimización de las condiciones de extracción y
almacenamiento (con la posible generación de artefactos), son aún materia
pendiente en muchos casos (Bhatl, 2004).
Metabolitos activos aislados de plantas pueden
causar resistencia al ser aplicados solos, por ejemplo: en el caso de la toosendanina,
la polilla del tabaco (Spodoptera litura)
se habitua a la misma en 5 horas (por la activación de posibles vías de detoxificación)
y lo mismo ocurre con la azadirachtina (Isman, 2002). Sin embargo no se observa
resistencia al aceite de neem ni a extractos de Melia azedarach. Lo anterior marca la necesidad de emplear
extractos y aceites en las aplicaciones y no los componentes puros, dado que
las mezclas generarían el efecto sinérgico antes mencionado.
Por todo lo antedicho, los pesticidas botánicos han
sido objeto de muchos planes de bioprospección a lo largo del mundo, en la
búsqueda de posibles principios activos y formulaciones ambientalmente seguras.
Ello se basa en que plantas relacionadas filogenéticamente suelen poseer
metabolitos secundarios similares, por lo que miembros de familias de plantas
con probada capacidad pesticida, suelen ser blanco de los estudios (Arnason,
2004). En dichos planes de prospección, no puede faltar la adquisición y valoración
de los conocimientos no científicos propios de diferentes grupos humanos
(etnoprospección), lo cual puede ahorrar muchos esfuerzos de investigación
(Bhatl, 2004).
Meliaceae, una familia promisoria.
Las meliáceas son conocidas desde antiguo como
plantas con acción biológica en medicina natural, principalmente en la India y
China (Hammad, 2008). La estrella dentro de ellas es el Neem (Azadirachta indica), al cual la cultura
popular y la religión han dado carácter de divino (Puri, 1999). Dicho autor
menciona una gran diversidad de usos homeopáticos de la corteza, hojas y
flores, reportados e incluidos en la Farmacopea India. Los mismos incluyen
tratamientos de piel, antipirético, anti-ulcérico, antimalárico, antiparasitario,
antiinflamatorio, etc. A pesar de lo antedicho, como todo producto bioactivo,
tiene su dosis recomendada, ya que por sobre el umbral puede actuar como
narcótico (Puri, 1999).
Sin embargo, las propiedades insecticidas que
presentan las meliáceas, son las que han contribuido a un gran énfasis en su
investigación (Bonhenstegel, 1999;
Nakatatani; 1994, Suresh 2002;
Champagne, 1992). Por ejemplo el
árbol del Neem posee reportada actividad anti-alimentaria y regulatoria del
crecimiento y desarrollo de distintos tipos de insectos y ácaros (Viegas
Júnior; 2003; Isman 1997; Puri, 1999). Otras meliáceas tales como Trichilla spp., Cedrela spp., Swietenia spp,
Guarea spp., Khaya spp. y Chukrasia
spp. han demostrado también contener principios altamente tóxicos para los
insectos (Arnason, 2004; Regnault-Roger 2005; Abdelgaleil, 2005).
El árbol del paraíso y el de Neem son muy
relacionados filogenéticamente, lo que se puede apreciar en uno de los
sinónimos del Neem: Melia azadirachta,
lo cual ha provocado confusión en algunas regiones (Puri, 1999). Melia toosendan, Melia volkensii, Azadirachta
excelsa y Azadirachta siamensis son
otras especies que han recibido atención en cuanto a su estudio (Arnason, 2004;
Peveling, 2006; Puri, 1999), por estar muy emparentadas al Neem, lo que hasta
la fecha constituye un debate entre los taxónomos.
Melia azedarach, el árbol del paraíso.
El árbol del paraíso (figura 2), Melia azedarach, es una especie
caducifolia de la familia de las Meliáceas, originario de Persia, China e India
(Hammad, 2008). Las propiedades farmacológicas de dicha especie son enormes y
por tal aparece (al igual que el Neem) en la Farmacopea china y en la medicina
india para el tratamiento de malaria y dolores estomacales e intestinales
provocados por parásitos (Ong, 2007; Srivastava 1986; Nakatani, 1994; Oelrichs,
1983).
El paraíso fue introducido en Uruguay y muchos
países del mundo debido a las características ornamentales de su porte y a la
producción de madera, lo cual lo hace un árbol de preferencia para los
paisajistas, urbanistas e ingenieros forestales. Una muy buena cualidad que
presenta en ese sentido es la gran resistencia al frío y climas áridos (Hammad,
2008), lo cual ha repercutido en una excelente adaptación a nuestras
condiciones climátológicas. Debido a ello se ha naturalizado (crece sin
necesidad de ser plantado) no sólo en nuestro país sino en el resto de América,
África y Australia (Oelrichs, 1983; Nakatani, 1994; Zhou, 2004; Hammad, 2008).
El paraíso ha sido tempranamente reportado como
tóxico para el hombre y mamíferos principalmente por la ingestión de sus
frutos, habiéndose constatado muerte de niños por éste motivo (Oelrichs, 1983).
Existen también una gran variedad de reportes en que se ha visto la toxicidad
para el ganado vacuno y lanar, cerdos, aves y cabras (Oelrichs, 1983;
Carpinella; 1999). Empero, la variabilidad en la toxicidad en locaciones
geográficas tan distantes es considerable, debido a la diferente composición
fitoquímica de las poblaciones (Carpinella, 1999; Hammad, 2008).
Sin embargo, la acción contra insectos es la más
profusamente probada: los extractos de diferentes órganos provocan alto nivel
de deterrencia (alimentar y de oviposición), y mayor duración de los estadios
larvales y pupales en insectos plaga (Carpinella, 2006; Peveling, 2006;
Charleston, 2006; Nathan, 2006; Coria, 2007). El efecto anti-alimentar llega a
ser tan importante que provoca la muerte de insectos por inanición en
bioensayos de consumo de no elección (Defagó, 2006). Los insectos afectados
pertenecen a varios órdenes: Coleoptera, Diptera, Lepidoptera, Thysanoptera,
Hemiptera, Homoptera e incluso ácaros (Carpinella, 2006). Dicha actividad se
debe a compuestos de naturaleza nortriterpenoide (triterpenos modificados),
conocidos genéricamente como limonoides (Ahn, 1994; Carpinella, 2006).
La efectividad de los extractos acuosos y
alcohólicos de paraíso está probada no sólo para plagas agrícolas, sino también
contra una diversidad de parásitos y organismos nocivos para la ganadería
(Maciel, 2006; Carpinella 2006), por lo cual también pueden ser una herramienta
de interés para la producción orgánica de carne, la que en el país es apenas un
4% (DINAMA, 2009).
De hojas, raíces, corteza y frutos de Melia azedarach se han aislado
compuestos limonoides conocidos como meliacarpinas, azedarachtinas,
nimbolidinas y otros, que poseen propiedades anti-alimentares y tóxicas debido
a interferencia con las funciones fisiológica y bioquímicas básicas
(Srivastava, 1986; Carpinella, 2002, 2003; Nakatani, 1994; Huang, 1995; Bohnenstegel,
1999). Las meliacarpinas (como la toosendanina y la meliartenina) han
demostrado actividad antialimentaria del mismo orden que la azadirachtina A del
Neem, la cual parece no estar presente en Melia
azedarach. (Carpinella 2003, 2006). En base a tales compuestos, fue
patentado en Argentina un extracto alcohólico para repeler insectos (Xanthogalleruca luteola y Epilachna paenulata) (Carpinella, 2006).
Figura
2: Melia azedarach L., el paraíso. Vista de los frutos,
y su utilización como árbol de ornato público.
http://online-media.uni-marburg.de/biologie/botex/mallorca05/bildgross/melia_azedarach2.jpg
Los
limonoides, compuestos polifuncionales.
Los limonoides son principios amargos presentes en
el orden Rutales, principalmente en la familia de los cítricos (Rutaceae) y
Meliaceae. La estructura química de algunos limonoides de meliáceas es mostrada
en la figura 3, caso de la azadirachtina A, el limonoide con mayor actividad
anti-insecto y principio activo de varias preparaciones comerciales patentadas (Suresh,
2002; Isman, 1997), y la toosendanina aislada de corteza y frutos de M. azedarach (Isman, 2002; Meng, 2009).
En el paraíso, en la FQ-UdelaR se caracterizó estructuralmente un limonoide
relacionado (Díaz, 2009), cuya estructura se muestra también en la figura 3.
La diversidad y complejidad estructural de los
limonoides es enorme (más de 300 reportados), en los cuales cambios en el
patrón de sustitución, estado de oxidación, hidrofobicidad, conectividad
molecular, potencial electrostático y distancia geométrica pueden influenciar
su actividad biológica (Suresh, 2002; Champagne, 1992; Roy, 2006).
Generalmente los limonoides son hallados en todo el
vegetal, pero dentro de un mismo organismo, los diferentes órganos producen
diferentes tipos de compuestos (Champagne, 1992), lo cual implica diferente
nivel de actividad biológica de los extractos (Brunherotto, 2001; De Souza, 2001;
Coria; 2007; Valladares, 2003). Champagne y Roy refieren que el patrón
biosintético independiente del órgano es el mismo: incrementar el estado de
oxidación y el rearreglo del esqueleto original hidrocarbonado de los esteroles
eufano y tirucalano (conocidos como protolimonoides o protomeliacinas) originados
en la ciclación del escualeno (Champagne, 1992; Roy, 2006). Las modificaciones
posteriores dan la gran variabilidad, la que es mucho mayor en Meliaceae que en
Rutaceae (Roy, 2006).
Sin embargo nada se sabe del lugar físico y la
enzimología involucrada en la síntesis dentro de la célula, a excepción de los
frutos de Citrus (Rutaceae), donde la
síntesis se da en la membrana carpelar luego del daño del tejido, liberando un
sabor amargo al jugo (Champagne, 1992).
Los limonoides por mucho tiempo fueron considerados
carentes de actividad fisiológica (Suresh, 2002) hasta que se demostró su
capacidad como sustancia reguladora del crecimiento (IGR, por sus siglas en
inglés) de insectos, y posteriormente su potencial anti-alimentario (Champagne,
1992).
En cuanto a relación estructura-actividad, se ha
demostrado que la porción hidroxi-furanacetal y el grupo funcional epóxido son
responsables por la actividad deterrente, y la porción de la decalina (anillo
C-seco: modificado de la biosíntesis
original) es fundamental para la actividad IGR (Viegas Junior, 2002). Sin
embargo, la actividad puede ser modificada por la sustitución en posiciones de
los anillos de decalina (Roy, 2006). A pesar de ello, no son conocidas con
firmeza las bases moleculares del mecanismo de acción deterrente y regulador
del crecimiento.
También se ha constatado que la actividad
antialimentaria se reduce mucho por acción de la luz, lo cual produce una
foto-degradación por acción directa sobre el anillo furánico (Suresh, 2002).
Si bien la actividad anti-insecto es la mayormente
reportada, en la literatura existen casos de limonoides con actividad anti-ácaros,
bactericida, antifúngica (fungiestática y fungicida), nematicida, helminticida y
protozoaricida (Srivastava, 1986; Sharma, 2003; Maciel, 2006; Roy 2006).
Pero la bioactividad de éstos metabolitos no termina allí, ya que se han aislado también de la corteza y frutos del paraíso, limonoides con actividad citotóxica (Ahn, 1994; Tayeka, 1996; Zhou, 2004).
A)
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Figura
3: Limonoides de Meliaceae: A) Azadirachtina A, el
principal compuesto limonoide del árbol del Neem (Azadirachta indica). Limonoides
de Melia azedarach: B) caracterizado en FQ-UdelaR
(Díaz y Rossini, 2009) y C) Toosendanina.
Estudios en Uruguay.
En Uruguay, el plan de bioprospección se ha llevado
a cabo por varias instituciones, las que incluyen a la Universidad de la
República (UdelaR), Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable
(IIBCE) y al Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), en vías
de valorizar la biodiversidad nativa y contribuir al desarrollo sustentable de
la nación.
Dentro de tales planes de prospección, el árbol del
paraíso ha sido objeto de investigación en un esfuerzo conjunto entre INIA y la
Facultad de Química (FQ-UdelaR) a través del proyecto PDT 77/20 (Responsables:
Ing. Agr. PhD. Roberto Zóppolo y el
Quim. Facundo Ibáñez). Su posterior seguimiento
en INIA fue a través del comienzo de ejecución (setiembre de 2009) del proyecto
“Producción local participativa de bioplaguicidas (ANII_AIS 662) bajo los
mismos responsables; y en FQ-UdelaR fue en estudios de posgrado (Quim. Martina
Díaz; tutoría Prof. Dra. PhD. Carmen
Rossini).
Al igual que en el caso de los pesticidas
sintéticos, los bioplaguicidas deben ser aplicados junto a coadyuvantes para
aumentar su potencial de acción. En INIA se ha trabajado en la realización de
formulaciones insecticidas a base de Melia
azedarach con el agregado de extractos de Quillaja brasiliense (Quillaja) y Achyroclines satureoides (Marcela). La Quillaja aporta saponinas
(glucósidos de esteroides o de triterpenoides), que debido a sus propiedades
surfactantes, posibilitan la penetración a través de la cutícula cerosa de
plantas e insectos plagas, incorporándose a su medio interno (Chapagain & Wiesman 2006).
La Marcela aporta flavonoides (tales como la quercetina), que al ser compuestos
polifenoles actúan como antioxidantes y filtros UV para la protección de los
limonoides contra los efectos degradativos de la luz. Es pertinente también aclarar
que tanto las saponinas como los flavonoides pueden tener efecto pesticida, lo
cual posibilitaría una sumatoria de efectos, no descartándose la sinergia entre
los diferentes metabolitos (Philogene, 2005).
Los resultados que se han obtenido hasta el presente
en los estudios de las formulaciones a base de paraíso en INIA Las Brujas, han
demostrado una reducción del consumo de tejidos foliares (deterrencia
alimentaria) para la especie Spodoptera
littoralis (Lepidoptera:Noctuidae), efecto insecticida moderado para Trialeurodes vaporariorum (Homoptera:Aleyrodidae)
y disminución de la oviposición para Tuta
absoluta (Lepidoptera:Gelechiidae) y Bonagota
cranaodes (Lepidoptera:Tortricidae); todos insectos de alta incidencia de
daño en sistemas hortifrutícolas (Ibañez, Zoppolo; 2008). Dichos extractos
testeados contra insectos benéficos, como la abeja melífera (Apis mellifera) y la avispa parasitoide Ageniaspis citricola, demostraron
ausencia de efectos negativos para la supervivencia de los mismos. De la misma
forma se hicieron ensayos de toxicidad con mamíferos, ejemplificando los mismos
con la administración de extractos crudos concentrados a ratas hembras Wistar.
Los extractos no indujeron a la muerte de los animales en ningún caso con la
dosis límite de 2000 mg/kg de peso vivo, ni se hallaron alteraciones al
efectuar la necropsia de los individuos (Ibañez, Zoppolo; 2008).
En ensayos de campo, se evaluó la toxicidad de las
formulaciones de Melia azedarach
contra Thrips tabaci (plaga del
cultivo de cebolla), mostrando un control similar al del piretroide λ-cialotrina
(Borges, 2010).
En cuanto a la determinación de limonoides, se ha
observado una mayor concentración de los mismos en los frutos maduros
comparados a los frutos verdes y las hojas verdes y senescentes (Ibañez,
Zoppolo; 2008).
Por su parte en FQ-UdelaR, Díaz ha observado deterrencia
alimentar en ensayos con Spodoptera
littoralis y Epilachna paenulata
(Coleoptera:Coccinellidae), e inhibición de asentamiento para los pulgones Myzus persicae y Ropalosiphum padi (Homoptera:Aphididae). Sin embargo no se
determinó toxicidad de contacto contra Nezara
viridula (Hemiptera:Pentatomidae) ni en ensayos de canulación oral contra
larvas de S. littoralis (Diaz, 2010).
Aparte del limonoide representado en la figura 3, Díaz
ha aislado también de poblaciones uruguayas de paraíso, el triterpenoide
ohchinolal y derivados, los cuales no han demostrado hasta el momento actividad
biológica por separado, lo cual indicaría un fuerte efecto sinérgico de sus
constituyentes (Díaz, 2010).
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